Aquí el Santo Grial de la perfumería: una lavanda de Grasse compuesta por Jean-Claude Ellena.
Lo cierto es que pocas presentaciones más necesitaría esta fragancia para ganarnos el corazón, pero ese 2% de duda que quedaba, la disipó en el segundo 0,1. Es maravillosa.
Una lavanda fresca, que adquiere cuerpo con el impulso de la hoja de grosellero negro, el cedro y el almizcle, para lucir como la reina que fue en otro tiempo y que añorábamos con nostalgia. Una lavanda que nos lleva a esos paisajes infinitos o a los rincones en las que crece salvaje sin tanto orden, porque la lavanda, en sí misma, es un recuerdo que nunca quisimos olvidar.